lunes, 16 de noviembre de 2009

Alfileres

Anoche tuve un sueño muy extraño. En realidad no recuerdo cómo llegamos a esta parte del sueño, pero recuerdo que estábamos en la preparatoria de nuevo, pero en un salón distinto. Parecía más un salón de kinder por la decoración, el pizarroncito, los colores, los gises... El caso es que una mujer cuyo rostro no recuerdo, pero sabíamos que era la psicóloga de la escuela o tal vez era la profesora de inglés, nos aplicaba una dinámica de las que solían hacernos reflexionar. Nos daba cinco alfileres a cada quién. Una de mis mejores amigas se encontraba en la misma banca que yo. Todos juntamos las bancas en círculo, o eso suponía yo en mi sueño. En realidad no me fijaba mucho en lo que hacían los demás porque así me comporto siempre en clase. Ni siquiera recuerdo si habíamos recibido una instrucción sobre qué hacer con los alfileres, pero mi compañera, es decir, mi amiga y yo supimos muy bien, de repente, lo que teníamos que hacer con los alfileres. Comenzamos a perforarnos la una a la otra. Ella me clavó uno entre el mentón y mi labio inferior, otro en mi oreja izquierda, otro en mi párpado inferior derecho y otro en el izquierdo. El último me lo clavó en la aleta derecha de la nariz. Lo curioso es que casi no me dolía. Apenas me molestaban, y ninguno sangró demasiado, excepto el del mentón, que sangraba y yo podía saborear mi propia sangre, pero no era nada demasiado molesto. Incluso tuve una sensación de fortaleza, de seguridad en mí misma, como si el hacer lo que estábamos haciendo nos hiciera personas más hermosas por fuera y por dentro. Yo hice lo mismo con ella... no recuerdo exactamente qué le perforé; creo que casi lo mismo, pero en lugar del párpado izquierdo o derecho, le perforé la otra oreja. Luego observé a mi alrededor y me di cuenta que casi nadie se estaba perforando; algunos construían maquetas con sus alfileres; otros dibujaban o las clavaban en la mesa, pero mi compañera me decía que nosotras lo habíamos hecho muy bien. De pronto la maestra dió por terminada la dinámica y nos dijo a toda la clase que mi amiga y yo habíamos sido las únicas en comprender el verdadero significado de dicha dinámica. Que habíamos creado arte puro en nuestros cuerpos. Y ya no lo puso en palabras, ni nosotras lo compartimos con el resto de los compañeros, pero ambas nos sentíamos diferentes y comprendíamos lo que habían sido scuerpos y mentes antes y después de dicha actividad. Hubo un cambio. No puedo explicarlo, pero luego nos quitamos nuestros alfileres y un chico rudo me invitó a salir. Íbamos a ver la película de Star Wars (no recuerdo cuál de todas ni si se trataba de una nueva) en 3D en unos cines de aquéllos en los que se mueven los asientos de acuerdo a la acción, pero nos entretuvimos platicando el uno del otro y nos metimos a ver la película cuando ya era algo tarde y mi padre podía llegar por mí en cualquier momento. Aún así entré con el chico y me quedé un rato, pero lo perdí de vista así que tomé un asiento cualquiera y me disponía a disfrutar la película cuando mi padré me llamó y supe que era hora de irme. No me pude despedir del chico, ni reconocer su rostro, pero recuerdo que era rudo, fuerte y quería protegerme.

Fin de mi sueño. ¿Alguna sugerencia de interpretación?

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